Si estás pensando en tener un agaporni hay varios aspectos que no debes pasar por alto antes de adquirirlo.
Aunque no es de los loros que más ruido hacen al piar, a veces puede llegar a ser molesto, sobre todo si tenemos más de uno.
Su picotazo es muy doloroso, no es que sean agresivos, pero utilizan el pico para relacionarse con su entorno y por muy bien que se lleve con nosotros puede acabar haciéndonos bastante daño.
Por otro lado ten en cuenta también que hay agapornis que pican en cuanto les acercas la mano o que se te suben encima y te pican así sin más. Si no tenemos la suficiente paciencia para socializarlo con nosotros o encontrar y remediar el problema de su violencia, corre el riesgo de que se pase el día encerrado en una jaula por miedo a que nos haga daño.
Un agaporni es un animal inteligente que necesita distraerse y relacionarse, no puede pasarse el día encerrado porque acabará con problemas de salud, pese a que puedas estar por él varias horas al día, es muy recomendable darle una parejita.
Además necesita una jaula amplia con juguetes con los que interaccionar, juguetes que acabará destrozando y que necesitaremos reemplazar. Y por supuesto, sacarlo fuera de ella para que vuele, se relacione con nosotros, en definitiva, para que no caiga en rutina y acabe enfermo.
"Mira mami, lo he tuneado". |
Fuera de la jaula querrá investigarlo todo, su forma de hacerlo es picoteando y a veces, destrozando lo que pille, sea lo que sea, un cuadro que tengas colgado desde hace años o un mueble reluciente que acabes de comprar. También deberemos tomar precauciones para que la casa no suponga un peligro para él.
Por último debes saber que es un animal cochino, hará cacas donde le pille. Y a la hora de comer se sacude la comida del pico y ésta acabará pegada en las paredes. Si no te importa estar limpiando a menudo, esto no supondrá un problema para ti.
Es muy importante que te plantees cada uno de los matices que he comentado, en si serás capaz de pasarlos por alto, sobrellevarlos, tanto tú como el resto de la familia. En definitiva, tener un compromiso con el agaporni en el que se respete y se acepte su espacio y forma de ser.
Porque como dije anteriormente, si nos cansamos de estos aspectos característicos del animal, el pobre acabará encerrado en la jaula, aburrido, triste... o en el peor de lo casos, abandonado, enfermo o escapando "accidentalmente" por alguna ventana.
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