domingo, 31 de marzo de 2019

Tomando el sol





Un agaporni que viva dentro de casa tendrá más dificultades para recibir la luz directa del sol que otro que viva en el exterior.

Los rayos del sol les proporcionan la vitamina D, esencial para metabolizar el calcio.
Pero no bastará con dejarlos al lado de una ventana cerrada porque el cristal no dejará pasar los UVB.

Cuando un agaporni pasa por el proceso de la puesta de huevos necesitará más que nunca beneficiarse de la vitamina D, tanto para que la madre no se descalcifique como para la correcta formación de huevos y embriones.
La insuficiencia de dicha vitamina dará lugar a serios problemas en la salud del ave. Retención de huevos, deformación esquelética, posibles fracturas y debilidades óseas, daños en pico y uñas o incluso mayor probabilidad a padecer tumores.

El sistema endocrino también saca provecho de los rayos solares. La piel y las plumas se desarrollan mucho mejor en un pájaro que ha sido expuesto al sol.

Cada día durante unos 20 minutos, deja la jaula cerca de un ventana abierta o en un balcón, no sin antes asegurarte de que las puertas de la jaula están cerradas.
Si hay viento o aire y por mucho sol que pueda recibir, será mejor que esos días no le tengamos expuesto a los rayos solares. También tienes que tener precaución con el calor extremo, no dejes al agaporni al sol si la temperatura es muy alta, más de 30º C, o podría sufrir un golpe de calor.

Si tu agaporni no tiene la posibilidad de recibir la luz natural directamente, puedes ponerle una bombilla específica que encontrarás en tiendas de animales o en algunos centros veterinarios. Evita aquellas que sean para terrarios o acuarios ya que no cubrirán las necesidades que precisan nuestros pequeños.



0 comentarios:

Publicar un comentario