sábado, 30 de marzo de 2019

Acudiendo a nuestra llamada

No siempre es fácil lograr que el agaporni nos tenga confianza y acabe por subir a nuestra mano cada vez que se lo pidamos, pero con unas pautas básicas, paciencia y constancia podemos conseguirlo.
Es muy importante que cuando se suba se sienta seguro, si empezamos a mover la mano bruscamente el pájaro terminará por irse y no querrá volver a subir.

Tenemos que acercarle el dedo a su pecho y él debería subir, las primeras veces no lo hará por eso tendremos que reforzarle positivamente si se sube a la mano.
Un trocito de mijo, una pipa, hablarle en un tono suave, acariciarle, acercarlo a un lugar donde le guste estar... serán excelentes formas de recompensar al agaporni cada vez que haga caso y se suba al dedo.
Con el paso de los días, reduce esos premios, hasta que finalmente consigas tenerlo en la mano sin necesidad de estar premiándole.
Es importante que si el animal no sube al dedo la primera vez que se lo acerquemos, o la segunda como mucho... no tenga su gratificación.

Nyah en el dedo

Una vez que hayamos logrado que suba al dedo al acercárselo, estaremos preparados para enseñarle a que acuda a nuestra llamada desde lejos.
Utilizaremos la misma forma de recompensa pero esta vez, estando a un metro de él. Extenderemos nuestro brazo y usaremos siempre la misma manera de llamarle, intenta que sea una frase corta de no más de 3 ó 4 palabras. "Ven aquí", "Ven (nombre del agaporni)"... o cualquier otra cosa que se te ocurra para que lo termine relacionando con una llamada.
Insisto en la importancia de llamarle siempre con las mismas palabras para que aprenda cuanto antes y no confundirlo con otras órdenes que queramos enseñarle.
Cada vez que desde la distancia el agaporni se suba al brazo o a la mano, le premiaremos con las recompensas citadas antes y conforme vayamos avanzando y veamos que acude a nosotros sin necesidad de darle un premio, nos iremos alejando más y repetiremos la misma técnica.
Llegará un momento en que tendremos que llamarle estando fuera de su visibilidad y el agaporni tiene que ser capaz de encontrarnos y subirse al brazo o a la mano.
Recuerda una vez más, que es primordial no darle ningún refuerzo positivo si no acude a nuestra primera o segunda llamada y que cuando lleve varios días haciéndolo correctamente, ya no será necesario gratificarle.



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